La guerra nos cuesta un mundo: la industria militar como catalizadora de la crisis medioambiental
Mtro. Marco Antonio Rivera Molina
Centro de Relaciones Internacionales, FCPyS,UNAM, México.
La industria militar y los conflictos armados representan un factor crítico en la degradación medioambiental, aunque su impacto sigue ausente en los debates climáticos globales. La exclusión de las emisiones militares del Protocolo de Kioto (1992) y la retirada de Estados Unidos de los Acuerdos de París (2015) reflejan la resistencia del sector militar a reducir su huella ecológica. La militarización global, como parte del sistema capitalista, articula una interacción constante entre paz, seguridad y desarrollo, con consecuencias significativas para el medioambiente.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos es la mayor institución consumidora de petróleo, lo que lo convierte en uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el uso de armamento, la destrucción de ecosistemas, la contaminación por municiones y desechos bélicos, así como la deforestación causada por operaciones militares, generan impactos irreversibles en el planeta.
Las pruebas nucleares y la proliferación de armas de destrucción masiva han liberado enormes cantidades de energía y toxinas en el medio ambiente. La militarización impuesta por las potencias del Norte global acentúa la crisis climática y las emergencias internacionales, afectando especialmente a regiones del Sur Global. Es fundamental integrar la actividad militar en las narrativas ambientales y denunciar su papel en la crisis climática para avanzar hacia una paz sostenible.
Crisis Energética Global: Una Geografía del Riesgo Eléctrico
Mtro. Juan Arellanes Arellanes
Universidad Anáhuac México, México
Elon Musk ha advertido sobre una posible crisis energética global a partir de 2026, provocada por el acelerado crecimiento de la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y los centros de datos. La creciente demanda de electricidad podría saturar las redes eléctricas y generar escasez. Aunque su pronóstico es preocupante, especialmente ante los recientes apagones en Europa, sigue siendo especulativo. Sin embargo, es posible identificar manifestaciones concretas de una crisis eléctrica —no global, pero sí extendida— en todos los continentes. Según datos de ACLED, más de 16,000 eventos de conflicto relacionados con la electricidad han sido registrados en los últimos años. De ellos, el 80 % se concentra en 21 países. Particularmente, once naciones —Pakistán, India, México, Sudáfrica, Irak, Rusia, Venezuela, Líbano, Nigeria, Nepal y Turquía— concentran por sí solas dos terceras partes de los casos. Las formas de conflicto van desde protestas por aumentos de tarifas hasta apagones masivos, pasando por ataques militares contra infraestructuras eléctricas. Estas cifras reflejan una creciente vulnerabilidad eléctrica a escala planetaria.
Reflexiones sobre la rivalidad estratégica de Estados Unidos y Rusia en el Ártico. El regreso de Donald Trump con miras hacia el norte.
Mtro. Carlos Alvarado Mijangos
Universidad Autónoma Metropolitana; y Universidad Nacional Rosario Castellanos
La comunidad internacional se encuentra en una era de cambios trascendentales, aunado a la existencia de fricciones por parte de ciertas potencias. Es así, que la tensión y la competencia armamentista también han provocado un dilema de seguridad en distintas naciones. A pesar de ello, no estamos ante un mundo bipolar como durante la Guerra Fría, sino en uno que se encuentra en plena reconfiguración de alianzas en distintas regiones del mundo.
Regiones tan inhóspitas, frágiles e importantes como el Ártico están en la mira de las principales potencias. Esta área geográfica se encuentra prácticamente en medio de una competencia estratégica, donde Rusia con sus aliados (China como el principal de ellos) y la OTAN liderada por Estados Unidos, están inmersos de forma crucial en el tema de la seguridad internacional.
En la región del Ártico, se esta incrementando el interés por los recursos naturales, posibles rutas alternas y un mejor posicionamiento estratégico. Asimismo, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha incrementado la competencia hegemónica en el Alto Norte (sobre todo con miras hacia Groenlandia). Esto último ha generado también una mayor competencia por influir y posicionarse en estas latitudes, poniendo en riesgo distintos factores en materia de seguridad. Así como dejando en claro que el enfoque realista-neorrealista ha vuelto para ayudar a comprender hacia dónde podría dirigirse el orden mundial actual.
La revolución de la guerra en el Siglo XXI: las ciudades como nuevos campos de batalla
Mtro. Adán Ignacio Bustamante Quintana
Universidad Autónoma Metropolitana, México
Hoy en día, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, lo que ha transformado a los núcleos urbanos en escenarios crecientemente anárquicos donde las fuerzas armadas libran las guerras contemporáneas. Las megaciudades están profundamente interconectadas a nivel global, impulsadas por la revolución tecnológica y por la actual Revolución en los Asuntos Militares (RMA). En este contexto, la seguridad urbana se ha convertido en un componente central de la agenda de seguridad internacional.
Para comprender la complejidad de este fenómeno, partiremos del análisis de las aportaciones de Michael Evans y David Kilcullen, quienes advierten que “el arte de la guerra debe buscar una interacción más estrecha con el concepto de ciudades globales”, a fin de entender a los espacios urbanos como los nuevos campos de batalla en el mundo posterior al 11 de septiembre.
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